Noche clara y de muchas estrellas.
Viendo hacia el firmamento imagino como debió haber brillado la estrella de "Belén".
Me gusta pensar en la parte romántica del relato mil veces contado que cada año hace que vivamos nuestra infancia en instantes. Una maravilla de increíbles y gratos recuerdos llegan hasta mi.
Particularmente el papel caracterizado de "hacer" de rey en una noche como ésta.
Hace algunos años, jugábamos a correr como los camellos por el patio de nuestra vivienda llevando, sin ser vistas, caramelos y chucherías hasta la puerta de cada una de las casas que conformaban la manzana donde vivimos. Como siempre, conseguíamos de cómplices, a nuestras tías Marietta y Fina para ello.
Durante los primeros días del mes de enero, íbamos comprando y guardando caramelos, monedas de chocolates, frutas, algunas nueces y hacíamos bolsitas para cada una de las casas a visitar. Claro cada una, en secreto, guardaba un obsequio sorpresa para las otras que hacían de "reyes" y cuando terminábamos la aventura por el patio e íbamos a dormir, simplemente en la mañana conseguíamos en nuestra puerta del cuarto lo que el rey mago dejaba.
Bueno, ocurrió que una de esas noches mágicas, esperamos que todos se fueran a dormir. Hicimos las veces que nos retirábamos a descansar, pero al cabo de una hora salíamos en puntillas con un paquete donde teníamos los obsequios a entregar en las casas, debíamos cuidar que ni Ana ni Carlos, mi hermano, que vivían en el segundo piso, estuvieran vigilando cuando llegáramos hasta su puerta para alertarnos y decir: ¡Ajaaaquì están los reyes!!! vengan a verlos!!!asì que nos deslizábamos pegadas a la pared cerca de la escalera de su casa y ...¡¡¡AJAJA!!! colocábamos el primer paquete y salíamos en veloz carrera, con un ataque de risa reprimida.Era tan divertido hacer ésto sin ser visto que volvíamos hasta el porche de la casa a reírnos. Pero ¡¡que difícil es esperar a que alguien se duerma para sorprenderlo en la mañana!!!... ¡UUFFF!!!si no era que estaban viendo tele, era el perro que no nos dejaba pasar, o se comía las meriendas y teníamos que espantarlo para que dejara algo para los dueños de la casa, jaja, que tiempos!!!En la mañana todos comentaban que habían escuchado a "los camellos" correr y reír por el patio, pero todos alegres disfrutaban de ese día tan especial. Desde que mi tía Fina falleció hace unos años, no volvimos a convertirnos en los "originales" Reyes Magos de por aquí. Pero deseamos a todos un Feliz Día lleno de alegría!!!