No es compleja la coreografía del san Pedro.
Se caracteriza por un recio zapateo que ejecutan por turnos una pareja de bailadores (hombres solamente).
Este zapateo se hace girando el cuerpo cada uno de los hombres sobre sí mismo, y fuera de este movimiento siempre están frente a frente zapateando.
Se caracteriza por un recio zapateo que ejecutan por turnos una pareja de bailadores (hombres solamente).
Este zapateo se hace girando el cuerpo cada uno de los hombres sobre sí mismo, y fuera de este movimiento siempre están frente a frente zapateando.
Nunca se dan las manos.
A ellos los acompañan en el baile varios niños vestidos con traje especial, a los que llaman "tucusos". Estos bailan y zapatean imitando a los hombres.
Vestuario:
De acuerdo con la tradición, los bailadores del San Pedro, negros esclavos, vestían el día de ese santo traje de frac o de paltó levita, regalados por sus amos, y sombrero de copa ("pumpa").
Este atuendo lujoso contrasta con las cotizas que llevaban como calzado, las cuales para mayor gracia, añadían a los costados unos pedazos de suela o de cuero crudo que daban mayor resonancia a los zapateos. Este atuendo se sigue usando hasta el presente.
Este atuendo lujoso contrasta con las cotizas que llevaban como calzado, las cuales para mayor gracia, añadían a los costados unos pedazos de suela o de cuero crudo que daban mayor resonancia a los zapateos. Este atuendo se sigue usando hasta el presente.
Con ese atuendo más el personaje de la María Ignacia y la imagen del santo, los bailadores recorren los pueblos cantando y bailando cada 29 de junio.
Fuente: Luis Felipe Ramón y Rivera. Danzas Tradicionales de Venezuela. Edumuven. 1.980)
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